miércoles, 31 de agosto de 2011

En lo más alto.

Siete de la tarde puntual en la estación Myeongdong, ahí me encuentro con JungWon para nuestro viaje a la Torre de Seoul. Excepto por lo de puntual, salió todo joya. En esa estación hay muchos negocios para los fans de Kpop, siempre con muchos jóvenes clientes, y según me cuentan, últimamente varios extranjeros. Un lightstick de los genericos esta a 4 pesos argentinos, les comento. Uno chiquito de SJ está a 20 pesos aprox, el grande a 30 pesos con toda la furia. Los sobreprecios que tienen para los fans extranjeros es enorme. Y no pude comprar porque ya no tenía lugar en las valijas, y tampoco puedo llevar más de 5 artículos por la celosa aduana coreana.

Antes de enfilar a semejante monumento debíamos llenar el tanque. Fuimos a comer a restorán de pollo DulDul, JungWon es una lady aún comiendo con las manos XD. Eso que tengo puesto es mi remera de Corea. Calculé mal las remeras así que tuve que empezar a usar las que compré ahí XD tremendo soy... Ah, y el baño en ese lugar era unisex, lo que me shockeó completamente. Y sí, a ella tampoco le gusta, pero me comentaba que antiguamente tampoco era muy distinto, cuando los baños eran un agujero y ya.
A la noche, y sin ninguna intención de recorrer a pie todo ese kilometraje hacia la cima (no por vagos sino por falta de tiempo y luz) decidimos tomar un taxi. Los taxis en el monte NamSam (donde está ubicada la Seoul Tower) son únicamente para extranjeros, y para coreanos que acompañan extranjeros. Esto es para evitar que se acumule tráfico en el camino hacia la Torre. JungWon decía que yo le traje suerte XD. Además de que todo el trámite para las entradas y los accesos fueron muy veloces a pesar de estar lleno de gente.

Es hermoso. Ver todo Seoul desde el observatorio, los lugares por donde pasé (los puntos de interés stán indicados con pequeños stickers), toda esta semana que me cambió la vida. Ojalá pueda repetirse nuevamente, en algún otro modo aunque sea ahorrando por años (como era la idea antes que el Centro Cultural Coreano me pudiera dar esta oportunidad). Fue todo aún mejor que en mis sueños más locos. No habrá forma de que todos estos buenos recuerdos se borren de mi mente jamás. Ante cualquier cosa negativa que me ocurra, tengo que tener en cuenta de que todo lo bueno y lo malo de mi vida, fue planeado por Dios para darme las fuerzas y oportunidades justas para lograr haber llegado a este punto. Y lo mismo puede hacer de ahora en más.

Mi último día sirvió para coronar este viaje. Allá, donde se puede ver toda una ciudad tan ancestral y moderna, intenté ver mi futuro. Me vería nuevamente en Corea. No es imposible. Ya nada me es tan imposible.


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